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Kristina Johnson, la presidenta de la Universidad Estatal de Nueva York ha renunciado silenciosamente a la junta de directores de AES

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La presidenta de SUNY Kristina M Johnson

Kristina Johnson, la presidenta de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY, por sus siglas en inglés), se está retirando silenciosamente de la junta de directores de AES, una empresa de energía que ha estado desechando cenizas de carbón tóxicas de su planta en Guayama, Puerto Rico. Las prácticas de AES de desechar cenizas de carbón han creado riesgos significativos para la salud pública en comunidades de la República Dominicana y Puerto Rico. La salida de Johnson se produce cuando AES enfrenta una presión cada vez mayor sobre las cenizas de carbón mientras busca renegociar su acuerdo de compra de energía con la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

De acuerdo con un documento de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés), Janet G. Davidson fue nombrada miembro de la junta de AES el 22 de febrero de 2019 y se encuentra en lugar de Johnson en la elección de directores de la asamblea anual de accionistas de AES en abril 2019. No obstante, no está claro si Johnson pretende despojarse de sus 151,151 acciones de AES que ella posee, que tenían un valor de $2,657,234 al cierre del mercado el 6 de marzo de 2019.

El nombramiento del reemplazo de Johnson se produjo solo cuatro días después de que informáramos sobre el conflicto entre su posición directiva en AES y los esfuerzos humanitarios de SUNY a raíz de los huracanes de 2017 que devastaron la isla. El día después de que publicamos nuestro artículo, un portavoz de SUNY emitió una fuerte declaración al Albany Times-Union negando que Johnson fuera responsable de las acciones de su compañía y acusó al Public Accountability Initiative de “teorías de conspiración”. Poco después, el presidente del United University Professions, el sindicato que representa a la facultad y al personal de SUNY, emitió un comunicado en el que pedía a Johnson que reconsiderara su papel en la junta directiva. Organizaciones en Puerto Rico que se oponen a la planta publicaron una carta abierta en la que pedían a Johnson una reunión sobre las cenizas.

Resulta que, mientras la universidad públicamente negaba su responsabilidad, Johnson ya estaba diseñando su salida de la empresa. Su retirada sugiere que AES quiso silenciar la historia lo más rápido posible, al tener que lidiar con el aumento de la presión de las comunidades que se están organizando en contra de la planta de Guayama, mientras que simultáneamente renegocia su contrato con la AEE para extender su duración luego de la fecha de expiración original en el 2027.

El acuerdo de compra de energía que AES firmó con la AEE en 1994 (y que fue enmendado en el 2015) debía durar 33 años hasta el 2027. Ese contrato llevó a la construcción de la planta de Guayama, que se inauguró en el 2002 y que poco después comenzó a desechar sus cenizas de carbón tanto en República Dominicana como en Puerto Rico. La compañía actualmente está negociando con la corporación pública para extender el contrato.

Esas negociaciones podrían verse afectadas negativamente por la oposición pública a la planta de Guayama, que ha crecido en intensidad con los años. El 26 de febrero, residentes de las comunidades donde se arrojaron cenizas de carbón marcharon a la residencia del gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, exigiendo que se cierre la planta. El 4 de marzo, AES publicó un informe reconociendo por primera vez, después de años de negación, que el agua subterránea bajo la enorme montaña de cenizas en su planta ha sido contaminada por selenio, litio y molibdeno.

El director ejecutivo de la AEE, José Ortiz, recientemente le dijo a Radio Isla que AES había estado eliminando los desechos tóxicos de la isla, pero mantuvo la puerta abierta para que la corporación pública renovara su contrato con la compañía, con la potencial solicitud de que AES convierta la planta a gas natural. Esta semana, Bernerd Da Santos, director de operaciones de AES, visitó la isla y le dijo a El Nuevo Día que AES se había comprometido a reducir la montaña de cenizas de carbón en la planta de Guayama en más de la mitad. Da Santos también mencionó la posibilidad de que AES se convirtiera a energía renovable, si la AEE acordaba renovar su contrato.

La salida de Kristina Johnson, la presidenta de SUNY, de la junta de directores de AES ilustra un consenso emergente que se opone a las operaciones de energía sucia de la compañía en Puerto Rico y que la han puesto a la defensiva al intentar extender su valioso contrato con la AEE. A pesar de que Johnson ha renunciado, el legado tóxico de su compañía en la isla permanece mientras que los residentes buscan una transición hacia energías renovables y justicia por los daños causados por la empresa.